En la tv. se escucha últimamente la queja que hay de algunas personas, trabajadoras aportantes de toda la vida, que cobran jubilaciones de miseria.
Las mismas que cobran los que nunca aportaron. Algunos por no pagar porque no quisieron, la mayoría, porque no pudieron, el trabajo en negro hace que nadie se haga cargo de esos aportes. El trabajador promedio en ese estado no tiene defensa, ni ante el patrón, ni ante la ley, vive como puede, y termina aceptando la situación, porque no tiene opción, si no acepta, sencillamente no trabaja.
Lo que parecer real, y todos están de acuerdo, es que es injusto para todos. El aporte de hoy, de gente que se preocupa por aportar, es lo que se usa para el que cobra hoy el beneficio, haya aportado en su momento o no, y menos cantidad, repartida en más, determina la miseria que se paga en concepto de jubilación.
Es un círculo vicioso.
De la misma manera, y no es que males ajenos alivien dolores propios, pero en Estados Unidos pasa algo parecido.
Obama promueve una ley que le permita dar cobertura a 32 millones de personas sin seguro, para lo cual recortará el deficit fiscal en 130 mil millones de dólares en el término de 10 años.
Qué tal.
Parecido en Argentina, la previsión y control de ese país, hasta parece ciencia ficción. Yo personalmente no le creo ninguna cifra, pero sí la realidad.
De la misma manera, el estado, tiene que hacerse cargo de los que por la razón que sea no aportan.
Con la diferencia, que yo, lejos de cuestionar, apoyo la iniciativa, porque habrá “avivados”, pero lo cierto es que somos demasiados, que el trabajo es cada vez más escaso e inseguro y que no hay garantías de nada.
Antes, en la época de mi padre, estudiabas, te metías en un puesto y el puesto te duraba toda la vida, así que tenías que elegir bien la profesión, era para toda la vida, o el trabajo, o lo que sea que te fueras a dedicar.
Hoy, ser flexible es lo que te ayuda, cambias de trabajo cada tantos meses, no lográs establecerte con facilidad, no te pagan los aportes, no tenés créditos porque sin “recibo de sueldo”, los bancos no te tienen en cuenta, no podés alquilar un lugar porque no tenés crédito, en suma: no existís.
Pero, el gobierno, como sea, tiene que asumir los millones de personas en la misma situación. Son responsables, incluso, de que esa situación ocurra, sin decir con esto que es fácil de solucionar.
Lo que se puede decir es que aún en países considerados ricos, modernos, “responsables”, el problema es parecido.
Esta ley de reforma sanitaria, aparece casi como un indicador sistólico de la influencia de Obama real, en su gestión.
Hasta el momento, la impresión es que el presidente no tiene mucho “poder” para “dirigir”, nada de lo que prometió en épocas de elección se cumplió, de manera que este proyecto es un poco más que sólo un proyecto, es el pulso definitivo de que su poder como presidente es real o aire inflado.
Toda otra actividad del presidente está detenida hasta dirimir la cuestión en la Cámara de representantes.
Es un momento muy significativo en los movimientos políticos de ese país para los próximos días.
Sería un voto de confianza hacia los demócratas, los republicanos han declarado de todas las formas posibles que no aceptarán la ley, que dicen, es inconstitucional.
Cómo se parece esa situación a nuestra “pelea por el DNU”.
Nosotros también vivimos esa polémica, ya no en términos económicos, sino en términos de compulsa de poder.
En ambos países, en uno con la ley de Reforma sanitaria, en el otro con el DNU, se probará la capacidad de negociación con la oposición de cada gobierno.
En ambos casos, salvando las distancias, están en juego la credibilidad de los mandatarios.
En unos días, en uno y otro país veremos el impacto de lo que finalmente se decida.
De lo que no hay duda es que en ambos países se juega más de lo que se dice.
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